La eficiencia energética en edificios se está expandiendo poco a poco y cada vez está calando con más fuerza socialmente. En otras palabras, hoy en día somos más conscientes de que sin eficiencia energética no es posible un crecimiento económico sostenible y duradero.
Actualmente esta sensibilidad está dando buenos resultados en empresas de diferentes sectores, como los hoteles, centros comerciales, bodegas de vino e incluso en centros públicos como hospitales. En todas ellas el ahorro final sobre la factura energética es considerable, en torno al 20%. Pero esta cifra es algo más que ahorro, ya que también supone una mejora de la competitividad de la economía, algo que necesitamos como agua de mayo en este momento de crisis.
Sin embargo, los ciudadanos de a pie todavía no han saboreado en primera persona las ventajas de las nuevas tecnologías de gestión de la demanda energética, aunque ya hay iniciativas que permiten que los hogares puedan ahorrar en energía en tiempo real sin necesidad de renunciar a su seguridad y confort.
Es el caso de las comunidades de propietarios, en las que los vecinos han hecho piña para optimizar su consumo, ya que de este modo pueden optar a una tecnología que todavía tiene un coste poco accesible para un particular. De hecho, ya son cientos las comunidades de vecinos que controlan la energía que consumen a través de gestores energéticos, con ahorros que oscilan entre el 10% y 30% de la factura, dependiendo de las características de los inmuebles y del clima en el que se sitúan.
De este modo, la eficiencia está cubriendo todos los niveles, desde los más intensivos en consumo energético (como hospitales y hoteles, por ejemplo) hasta el usuario final, que en breve será su principal reto y que, en gran medida, está relacionado con el modelo de autoconsumo que el Gobierno tiene en mente. Y es que no cabe olvidarse del potencial de este tipo de medidas teniendo en cuenta que en España hay 17 millones de viviendas.
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