Mientras
Obama pide que se instalen paneles solares en La Casa Blanca con el objetivo de
mejorar la eficiencia energética de las instalaciones, las grandes
corporaciones estadounidenses han perforado ya, mediante la técnica del
fracking, más de 50.000 pozos solo en Estados Unidos y
presionan para extender esta práctica más allá de sus fronteras. En Europa, países
como Francia, Bulgaria, Irlanda, Rumanía, Chequia, o algunos estados alemanes,
ya han declarado moratorias o prohibiciones a esta técnica. En otros, como en
España, se cambia la legislación en conformidad con las organizaciones que la promueven.
El fracking
es una técnica de fracturación hidráulica que extrae el gas de forma no
convencional mediante la fracturación de la roca madre, lo que provoca que el
gas ascienda hacia la superficie a través del pozo. Sus consecuencias en el
medio ambiente ya calificadas de alarmantes, son desde contaminación de las aguas
superficiales y subterráneas, contaminación
del aire, alteraciones paisajísticas y del terreno, contaminación de los
suelos, hasta riesgo sísmico, pasando por otras ya identificadas por grupos
como Greenpeace.
Por otro lado, los defensores de
esta práctica nos hablan de que esta es
una energía segura, continuada, asequible y cuyas emisiones de carbono son inferiores
a las emitidas por el carbón y el petróleo. Es precisamente esto, la reducción
de emisiones de CO2 el pilar donde se sustenta la defensa de la práctica del
fracking:
“Según el informe de la Comisión Europea “Hoja de Ruta
de la Energía para 2050", el gas es un actor clave en la transición hacia
una economía baja en carbono y un sistema energético más sostenible. La
sustitución del carbón y del petróleo por el gas es necesaria si queremos
reducir las emisiones de gas de efecto invernadero de aquí a 2030” (Shale GasEspaña)
Ahora el debate está abierto:
economía, energía y ecología centran una batalla difícil de resolver.
Necesitamos energía y barata pero también sostenible.
La energía eólica, apuntan los
analistas, es hasta cuatro veces más eficiente que el fracking ya que sus costes
operativos y de mantenimiento y la vida útil de un parque eólico es mayor que
un pozo de fracking. Y gracias al sol obtenemos energía eólica, undimotriz, hidráulica,
geotérmica, fotovoltaica y térmica.
¿Por qué seguir entonces arañando
energía de los combustibles fósiles cuando podemos evolucionar hacía un modelo
más sostenible? ¿Es realmente tan dañino para el planeta, la práctica del
fracking, cuando no hay estudios concluyentes al respecto?
Economía, energía, ecología….
Para saber más, es recomendable esta web donde podréis ver paso a paso
como se realiza la extracción de gas por fracking “Fracking, la fiebre del gas”
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