viernes, 4 de octubre de 2013

M2M: ¿la revolución de las máquinas?

La imaginación de Hollywood nos ha bombardeado en las últimas décadas con visiones futuristas en la que las máquinas se hacían con el control de la tierra y, por tanto, con el destino de toda la humanidad. Esta parafernalia americana que tanto nos gusta tiene, obviamente, su lado apocalíptico, que es mejor dejar en el lado de la ficción. Pero tiene también otra cara: la del día a día, en la que humanos y máquinas conviven perfectamente sin necesidad de ninguna guerra por el control del planeta. 

Y es que el trabajo de las máquinas es muy útil para nuestra vida diaria, ya que la tecnología ha permitido un desarrollo espectacular de la humanidad en el último siglo, que ha sido más rápido y profundo que en los siglos anteriores. Esto se ha debido, sobre todo, al hecho de poner las máquinas a nuestro servicio, aunque, como veremos esto no es suficiente.

La inteligencia es una cualidad que nos diferencia del resto de especies y, obviamente, de los objetos que creamos. Pero paradójicamente podemos ser más prósperos transfiriendo parte de nuestra inteligencia a los objetos, para que sean más autónomos en sus decisiones, porque sí, toman decisiones, aunque suene a ciencia ficción con final apocalíptico. 

De hecho, las máquinas inteligentes son más comunes de lo que pensamos. Forman parte de nuestra vida diaria, pero no somos conscientes de ello. En los contadores de agua, gas y electricidad, en las máquinas de refrescos o snacks y en las alarmas de seguridad, en todos estos dispositivos existe la comunicación máquina a máquina, más conocida por sus siglas en inglés (M2M o 'machine to machine'). 

Este tipo de comunicación dota de inteligencia a los objetos para que puedan tomar decisiones automáticas sin necesidad de la intermediación humana, logrando una mayor eficiencia. Y ese intercambio de información en forma de datos se puede realizar tanto a través de una red móvil o fija. De hecho, la CMT ya separa desde hace unos años las líneas de particulares y empresas de las líneas M2M, que se sitúan en torno a los tres millones en España. 

Lejos de rebelarse contra nosotros, la comunicación M2M está modificando la forma de desarrollar modelos de negocio en sectores de gran importancia económica como la industria y los servicios. Por ejemplo, un sistema de ahorro energético utiliza este tipo de comunicación, lo que le permite detectar anomalías en el consumo y corregirlas en tiempo real. Aparte de conseguirlo sin perjudicar la seguridad y confort de los usuarios, permite cuantiosos ahorros económicos a las empresas de sectores tan vitales como el turismo, industria y agricultura. 

Por eso, más que preocuparnos por la amenaza que las máquinas representan para nuestros intereses, deberíamos impulsar aún más sus funciones para seguir evolucionando sin renunciar al bienestar que hemos conseguido con tanto sacrificio. M2M supone una revolución de las máquinas, sí, pero sobre todo, una revolución para la humanidad. 

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